Rugido Austral
CRIMINAL EN TEATRO CARIOLA:
30a de un vicio criminal
Aplanadora llena de virulencia en sus líricas que no te inundan de falsas ideas, todo lo contrario, van del frente como un combo en el hocico bien dado a un facho o a un paco bastardo, pugna en constante choque con un inquebrantable frenesí eso es lo que CIANURO muestra en el escenario. Con una presentación cruda que viene a disparar con todo lo que tiene y sin dar un tiempo de respiro, Cianuro es un derroche de energía que puede revivir hasta al personaje más somnoliento. Temas como “La Revolución“, “Rechazado“, y “Es la Ley” solo demuestran el poder brutal de esta agrupación.
Cianuro te incita al mosh constante, para descargar la furia por este maldito sistema lleno de desigualdad y miseria, en donde la crítica social está en el ADN de la banda, es por lo mismo que el disparo inquebrantable en contra de este perverso gobierno es irrefrenable y se transmite en las letras de canciones como “Odio la Sociedad” y “Resistencia“.
Acá no existen medias tintas, no hay espacios para sutilezas y en todo momento nos dejan en claro que la denuncia es sin parar, es que no podemos estar ajenos a toda la mierda que nos rodea y es precisamente ahora en donde tenemos que estar más alertas. El final de su presentación es abrazante, golpean de lleno “Tierra de Niebla” y “Medios de Control“, perfectos para esta velada que se vislumbra llena de rudeza.
Cianuro es directo, punzante, vertiginoso, manifestación que es capaz de retratar a la sociedad chilena con toda su decadencia.
Quebrando esquemas desde los noventa, el Teatro Cariola se llena de sonidos que vuelven del pasado a reventar cráneos. La tarde avanza, el calor se vuelve sofocante, el recinto lentamente se va llenando mientras TOTAL MOSH devasta el escenario y el ambiente se caldea con un aire nocivo qué va contaminando para incentivar a un más el fuego que se enrola en un mosh corrosivo. Como tormenta eléctrica caen sus clásicos, “Sangre India“, “Resistencia” y “Reacción Violenta” avalan completamente lo que profesan.
Total Mosh se abre paso para reventar los tímpanos con la virulencia necesaria para comenzar el fin de semana; un bestial sonido que rindió homenaje a dos grandes de la escena metalera cómo son Juan Brujo y Pinche Peach, en un incandescente mosh que se incrementaba de intensidad junto al constante machacar seguían despedazando el maldito lugar.
La nostalgia inunda la mente de muchos llevándolos a esos lejanos noventa en dónde Total Mosh mostró toda su esencia; es con esos clásicos que el foso más violento prendió y los temas del “Violencia Necesaria” tuvieron la facultad de inundar la explanada con un visceral hardcore con tintes de industrial denunciando toda la decadencia que aún vive esta inocua sociedad terminando con un broche de oro gracias a sus temas “Violencia Necesaria” y “Colas de Rata“.
Banderas negras alzándose en guerra, en el inconsciente del imaginario colectivo que presenciamos la destrucción de un sistema enfermo, en líricas que se escribieron con sangre de un pueblo, que en conjunto con los sones infernales siguen mordiendo a un gobierno cobarde. NUCLEAR sigue golpeando cada vez más fuerte mientras la noche avanza y la demolición sigue su camino que eleva los gritos de funestas vociferaciones para seguir escupiendo sobre este maldito sistema y la abolición de esta sociedad enferma.
Se acelera el pulso, la taquicardia comienza a hacer estragos, el cuerpo llama al moshpit y el lacerante headbanging no da tregua, la canezca se acelera comenzando la destrucción con la potencia inconfundible de “E-Faith“, “Forsaken Life” y “Confront“.
Presentación que ha cada segundo que pasa se vuelve más cruda e impetuosa llena de vehemencia corrosiva que constantemente hace eco en esos malnacidos silentes a través de canciones como “Heaven Denied” y “Violent DNA” elevando los sones con verdades violentas que siguen horadando los cimientos de un sistema corroído desde el inicio de los tiempos.
Clásicos de furia llueven estruendosos hasta alcanzar “Murder of Crows” y la bien conocida “Apatrida” con la que Nuclear alza una presentación inundada de velocidad, agresión y pasión, directo a la yugular de esta corrompida sociedad, haciendo notar el fracaso del orden social.
La furia incandescente toma por asalto con el último acto; un vendaval de proporciones incalculables se levanta para dejar a todos imbuidos por la máquina destructiva y demoledora que por nombre lleva CRIMINAL. Los bangers sin mostrar un ápice de agotamiento, se muestran desbocados e incontrolables en todo momento, llamando a una locura catártica en donde el frenesí se transforma en un mantra y el desenfrenado mosh sigue demostrando esa sed por metal embriagante de “Self Destruction“, “Under My Skin” y “Downwards“.
Mientras Criminal arriba del escenario se transmuta en una máquina de violencia soterrada, tal como reloj que en cada segundo va acortando la destrucción de esta maldita humanidad. Chile tiene un apego irrestricto por el grupo encabezado por Anton y el Teatro Cariola claudica a los sones infernales del tremendo Victimized del 94, haciéndolo notar constantemente mientras suenan canciones como “Gusano” y “Psycopath“, quedando plasmado anoche con una nueva llaga que lacera virulencia sanguínea.
Los destellos ruidosos de “Stillborn“, “Slave Master” y “Rise and Fall“demuestran soberanía y como fue toda la jornada, se enfrascan en intensos e interminables mosh que a cada momento se hacen más incontrolables, como un huracán de grandes proporciones, esos centenares de personas dan vida a una cancha que realmente es inagotable durante todo la maldita y despiadada noche.
La brutalidad, intensidad y locura, que se vive es digna de una batalla épica, donde el rojo tiñe la noche con incalculables golpes, éxtasis ensordecedor y cada persona que permaneció hasta el último segundo dentro del recinto lo agradeció. Escupitajos a todo el orden imperante Criminal nos lleva en un viaje inolvidable con sones para retratar el presente con los aires de la vieja escuela que lleva las armas que el conocimiento nos entrega.
Los clásicos del Victimized y los temas de los álbumes subsiguientes como “Zona de Sacrificio“, “Alma Muerta” e “Hijos de la Miseria” generan intensos estados de locura temporal, que solo es absorbida por el incesante moshpit que es bañado por el rojizo de la sangre derramada. Criminal nos entregó una presentación sólida, contundente y monstruosamente latente.