Rugido Austral
ÁLBUM REVIEW: pentagram
"eternal life of madness"
La oscuridad golpea el horizonte, la luz comienza a desfallecer en su fuerza y como perdida en el abismo cae en su batalla entregando el mando a las tinieblas, llenando de penumbras la vida de millones que no pensaron que el mañana vendría lleno de sombras. Los acordes que resuenan desde la profundidad de la tierra, construyen grietas en los caminos, por las cuales va emergiendo un latido que no tiene freno, es el machacar constante de un trabajo que sobresale, como un ente venido desde el infierno, Pentagram construye una obra que se vuelve descomunal al romper el eje del tiempo, descollante desde su génesis Eternal Life of Madness, nos lleva al paroxismo de la locura y se transforma en la tempestad que golpea el rostro de aquellos que silentes acompañan las horas llenándose de congoja se sumergen en cavilaciones de profunda introspección, ven como el color se disipa del horizonte, y desde el máximo terror la oscuridad domina la planicie con la intensa lluvia azotando sin contemplación.
Apagada la conciencia de aquellos vacuos pensamientos todo vuelve a fluir con la inmensidad de la locura que nos irradia el polvo del trastorno, alineándonos con sones que se vuelven pantanosos, llenos de virtud infectada de virulencia Pentagram descarga artificios provenientes de otros tiempos, que arraigados en su visión pérfida vuelven a Eternal Life of Madness en un trabajo necesario cómo el aire infectado. Navegamos más allá de las puertas dimensionales, volviendo al origen en dónde el pacto entre humanos y bestias se celebra con sacrificios en donde la sangre se riega en la tierra, desde arcaicos sonidos que dan origen a la devastación que se toma el control de esas características propias que Pentagram entrega a un trabajo que exuda un destacado y putrefacto aire, porque las llamas que se levantan desde los volcanes de intensa oscuridad dotan a esta pieza de una magnitud infernal.

Las vicisitudes del oleaje que depara el destino nos llevan a ver más allá del simple tiempo, ese que rueda inexorablemente hasta el fin de nuestro ciclo, devorando eones, acallando lamentos con el filo de riffs que rasgan los dogmas, batallando para quebrar paradigmas en donde los hombres por miedo refugian sus pensamientos más severos. Cada nota del disco está dispuesta para abrir caminos que parecieron cerrados por eones que destruyeron el tiempo, como un manto que develó aquello guardado por tantos años, podemos sentir el pulso antinomiano, Eternal Life of Madness nos purifica con el tesón de los ciclos que guarda en la memoria los ritos que vuelven a hacer parte de la historia que la volvemos propia.
Eternal Life of Madness es el manto que destruye a todo ser viviente, invocando la oscuridad por sobre la luz, que solo enceguece, manto sombrío que irradia purificación, liberando al ser de las amarras que lo atan a este plano que se vuelve cada vez más vano. Trastornado con las grafías ocultas y arcaicas, el nicho se llena del ocre color de la muerte, emergiendo desde esa profundidad doliente Pentagram que se eleva solemne, entregándose a su funesta declaración que va colmada de una propuesta inmersa en lo más subterráneo, en donde los arcanos no encuentran jamás la luz. Es metal muerto que va de la mano de esa profana dispersión en donde el odio, la tirria y la aversión se infundan en el sortilegio negro, inundado a toda esta bastarda nación.











