Rugido Austral

RUGIDOS DEL AYER
ALBUM REVIEW:
CIRITH UNGOL ´KING OF THE DEAD´-1984.

En un océano de bandas de culto que dejó el heavy metal en su edad de oro, los ’80s, el caso de Cirith Ungol es tan curioso como emotivo en su trasfondo. Si bien su estreno en grande se concretó en 1981 con el seminal “Frost and Fire“, los inicios de esta legendaria agrupación se remontan a 1971. El baterista Robert Garven y el multi-instrumentista Greg Lindstrom, ambos preadolescentes nacidos en Ventura (California) y frisando no más de 15 años, inician su camino en la música junto a otros amigos bajo el nombre de Titanic. El impacto de Black Sabbath desde el otro lado del charco, y la huella de los héroes locales Grand Funk Railroad, los motiva a ambos (muy) jóvenes a pavimentar su propio camino.

Garven y Lindstrom, ambos compañeros en la misma clase de Literatura Inglesa durante la etapa escolar, se sumergen como ávidos lectores en el universo literario de J.R.R. Tolkien. Con la saga “Lord of the Rings” impregnada en la creatividad febril de ambos chicos, y entre una serie de nombres a considerar, el de Cirith Ungol -el paso montañoso más difícil de Mordor, custodiado por la araña gigante Shelob- es elegido de manera definitiva. No es un título solamente para impresionar, sino que es totalmente coherente con los conceptos a abordar en sus producciones durante los ’80s. Incluso en una época en que el heavy metal británico resurgió como un imperio, y la (verdadera) respuesta a dicha oleada con la movida thrash liderada por Metallica, Exodus y Slayer, daba la impresión de que una propuesta de tamaño calibre no provocaría el mismo interés por parte de los sellos discográficos, aún nublados por los excesos glam del Sunset Strip de Los Angeles. Pero Robert Garven -Greg Lindstrom abandonaría la banda después del ciclo de “Frost and Fire“, para regresar en 2016), siguió con sus esfuerzos para que Cirith Ungol dejara su marca grabada a fuego en el lugar y tiempo correctos. 

A la batería de Robert Garven, debemos sumar en el cuadro a Jerry Fogle en guitarra, Tim Baker en la voz y Michael “Flint” Vujea en el bajo. Una alineación registrada para la eternidad, cuyo fulgor alcanzó su punto máximo en “King of the Dead” (1984). En palabras del propio Garven, fue en este disco donde la banda tomó el control absoluto. “Frost and Fire” pese a su recepción y la influencia que dejó tanto en el doom como en el naciente power metal -mucho antes de que se le llamara así al género-, no dejó muy conformes a sus creadores. De hecho, y a pesar de los tres años de diferencia entre el debut y su continuación, “King of the Dead” permitió a los californianos extender su abanico de posibilidades. No podía ser menos viniendo de una agrupación que buscaba llevar el riff monolítico de Black Sabbath y el ataque mortífero de Judas Priest a la grandeza conceptual de Rush. Y en “King of the Dead“, Cirith Ungol logró aquello y mucho más.

Pareciera que “Atom Smasher“, el corte inaugural, nos remontara a donde lo dejó “Frost and Fire”. Brumoso y enorme en su intro, al grano en su desarrollo. Una banda en plena forma, que en la siguiente “Black Machine” realiza un viraje hacia derroteros mucho más complejos, a la vez que preserva su estado de gracia a lo largo de toda la placa. Pocas voces tienen lo que le imprime Tim Baker, un cantante infravalorado pero dotado de un timbre agudo que con lo justo en palabras dice mucho respecto a la humanidad de Cirith Ungol. De la misma forma en que la guitarra de Jerry Fogle adquiere un protagonismo en favor de la pieza, disponiendo su destreza en favor de la pieza y continuando lo que dejó Greg Lindstrom como una forma de hacer las cosas. Debemos agregar el trabajo de Michael Vujea en las bajas frecuencias, un bajista que tomó apuntes del gran Geezer Butler sobre cómo darle voz propia a un instrumento encargado de mantener la profundidad. A la vez, el complemento entre Vujea y Garven en la base rítmica es extraordinario hasta el último surco. 

Cómo no resaltar lo que se manda Vujea en “Master of the Pit“. Donde gravita gran parte del peso sónico de Cirith Ungol, de ahí en adelante nos encontramos con una serie de pasajes y momentos en que la música se sumerge, literalmente, en un pozo de misterios y peligros, hasta dominarlo todo en base a un propósito que supera todo. Doom metal desde la tripa, heavy desde la bruma que Cirith Ungol proyecta entre lo sofocante y la catarsis. Mientras, la pieza titular del álbum continúa la travesía por los senderos de lo épico, pero siempre marcando la diferencia como un pasaje único en todo el redondo. Las letras de fantasía cobran forma y matiz reales gracias a lo que los californianos le traspasaron al trabajo en estudio. Hay una experticia instrumental que busca, en su todo, pulsar emociones y mundos donde lo humano y lo oscuro fluyen en el mismo caudal. Todo lo que le da a “King of the Dead“, el álbum en su totalidad, una estatura imposible de superar.

El lado B del vinilo arranca de manera auspiciosa. “Death of the Sun” se puede jactar de tener un riff principal simple, pero que se basta para mantenernos como los dedos pegados al enchufe. Jerry Fogle, un genio de las seis cuerdas, debe ser uno de los guitarristas más importantes de todo el heavy metal, y es lamentable cuán infravalorado se encuentra hoy, en un lugar bastante abajo respecto a los consagrados de aquellos años. Pero poco y nada importa cuando llegamos a la pieza más grande del disco, “Finger of Scorn“. Arreglos instrumentales donde la guitarra acústica lleva la tónica, hasta cederle de manera sutil el lugar a la intensidad. Qué tremendo caudal de voz el de Tim Baker, un cantante reconocible que deja hasta el último aliento en cada verso. Como si su voz proviniera desde el abismo, con toda la furia de un lugar gobernado por el eterno castigo. Baker nos recuerda el valor emocional del heavy metal desde lo visceral. Al mismo tiempo, el trinomio Fogle-Vujea-Garven la tiene clara al ponerse los zapatos de Lee-Lifeson-Peart cuando hay que llevar el despliegue instrumental hacia lugares impensados. Puede ser ahí donde “King of the Dead” hermana la atmósfera con la habilidad instrumental, resultando en un relato con mil pasajes dentro de un concepto único. Una idea que se refuerza mediante la sintaxis sonora, el orden con que la música se mueve entre la luz quemante y la penumbra de la locura.

Como el espacio necesario para contar historias de demonios y criaturas legendarias, también lo hay para rendir homenaje a eminencias clásicas como Johan Sebastian Bach. El gran maestro del contrapunto, elemento que Cirith Ungol utiliza y domina al punto de darle a su catálogo un calibre de experiencia inusual para lo que era el género en esos tiempos. Es cierto, Yngwie Malmsteen es un ejemplo insigne de virtuosismo y todo, pero Cirith Ungol lo llevó hacia un terreno marcado por el equilibrio entre forma y fondo. De ahí que lo que parece un ejercicio disonante en un álbum de naturaleza primitiva, es más bien el respiro necesario para afrontar el último capítulo de la placa. “Cirith Ungol“, la pieza, es Cirith Ungol la banda en su esencia. Baker-Fagle-Vujea-Garden a cuerpo completo, en un pasaje de locura y dotado de una arrogancia que no admite ‘pero’ alguno. Ninguna duda sobre la categoría que desfrunció Cirith Ungol cuando había que hacerlo.

Por mucho que “One Foot in Hell” (1986) y “Paradise Lost” (1991) tuvieran lo suyo, “King of the Dead” se sintió como un trabajo imposible de superar, a´pun con todas sus imperfecciones en su tratamiento técnico. Cirith Ungol definió en su segundo LP una identidad que les jugaría poco a favor y mucho en contra si hablamos de permanencia cultural. El regreso a las canchas con “Forever Black” (2020) y la edición de “Dark Parade” (2023) reanimaron el interés de los fans por una banda para entendidos, pero la bestia del ’84 tiene aún su poder y magia intactos. A solamente días de tenerlos en nuestro país por primera -y única- vez, la figura de Elric blandiendo la Espada de la Tormenta contra el Rey de los Muertos, por fin cobrará vida ante el público chileno, una minoría que le ha jurado lealtad a muerte al verdadero heavy metal en la lucha contra lo falso.

Cirith Ungol se presenta junto a Night Demon en Santiago.

04 de Marzo
Sala Metrónomo

Entradas por puntoticket
General: $40.250

Evento disponible para hacer canjes de CL.Rock.

Produce Spider