Rugido Austral
MAYHEMIC & DEMONIAC
DEvASTACION ABSOLUTA
Reseña por: MARIO GONZALEZ Fotografías por: FOTOS METAL
La virulencia se vuelve estallido en la cara de los malnacidos, aquellas parias que pululan al costado del camino por no mirar de frente a su maldito destino, escupitajos se adhieren a sus rostros encegueciendo aún más su miopía severa, ciega mirada que cierra caminos obstruyendo cualquier respiro.
MAYHEMIC
Mayhemic es la hecatombe que pregona la devastación con el nuclear estallido al interpretar el colosal Toba, presentación soberbia que se encarama sobre esta noche de calor purulento de este maldito universo y como arma de destrucción masiva furiosa desde un insignificante pero inmenso escenario, machacaron tímpanos, triturando sesos de aquellos amorfos que por miedo esconden el pescuezo.
Aplanadora llena de veracidad con líricas que no te inundan de falsas promesas o un errático andar, todo lo contrario, van al grano como un combo en el hocico bien dado, punga en constante choque con un inquebrantable frenesí, te llenan de riffs afilados.
Mayhemic es crudo, soberbio, golpes de lleno que caen en el mismo centro, vienen a disparar con todo lo que tienen sin dar tiempo para el respiro, es un derroche de intensa energía que logra revivir a esos muertos en vida que siguen con su maldita rutina. El apocalipsis está cerca lo vemos a la vuelta de la esquina en donde los cuerpos se encuentran amontonados formando una fiesta de carne en constante putrefacción, fiesta esquelética en donde las criaturas podridas vuelven a retozar con la misma mierda, afuera de Mibar en donde el poserio se destaca de par en par.
Mayhemic nos entrega una presentación inmersa en ponzoña extraída desde las mismas vísceras del infierno, así logra desestabilizar la paupérrima vida que constantemente hablas sin poder convencer. Las medias tintas no existen para la agrupación, no hay espacios para sutilezas y cada segundo de su presentación es violencia magnética.


DEMONIAC
Infernales sonidos en conjunción con lacerantes vociferaciones inundaron una calurosa noche en esta mierda de capital y desde un bar enclavado en una avenida principal, se dio rienda suelta que a la llaga que esparce un virulento Metal, volviéndonos corrosivos, malignos, éxtasis in crescendo colmado por la pasión de narcótico sabor, somos partícipes de como la niebla nos envenena los sentidos, cayendo incansablemente en la profundidad de una presentación que contamina perversidad y maldad. La lluvia golpea el rostro mientras en el cielo nubes negras viajan carcomiendo nuestra esencia, desde el primer golpe se masifica un cataclismo sonoro de intensidad perpetua, mientras la ácida llovizna envenena con caricias.
Cada riff se vuelve más lacerante para una hondonada que se va llenado de furia y rabia, Demoniac se transmuta en un vendaval apabullante que despierta la bestia interna para desgarrar todo lo que detesta. Nube Negra nos llena de su oscura presencia volviéndola nuestra, cada canción es un vehemente son que trastoca el enfoque torciendo todo aquello que se ha escuchado y observado, porque el camino ha sido largo más la furia que se acopla a lo largo de los años, incrementa esa sed por entregar un soberbio trabajo.
Feroz, rudo y mortal la pesadilla tiene forma en cada bocanada llena de furiosas diatribas que comienzan a estallar para seguir escupiendo lava llena de malignidad, transformando cada tema en una tormenta perfecta que inyecta el carisma para saciar esa sed maldita por buen metal. Cuándo la tormenta cae con inclemencia el pasado vuelve al ruedo haciéndonos divagar por lo consumible de lo inevitable del paso del tiempo, la muerte, esa que está cada vez más próxima, se adueña de cada rincón cómo un ácaro malévolo que se llena de perversión, succionando los sentidos aplicando tormento para aquellos que se vuelven sordos y ciegos, se vuelve a cada instante en un incandescente tormento.
Demoniac nos lleva por un camino en el cuál no da tregua, oscuridad perenne de violencia inquebrantable proveniente desde las profundidades que de soslayo son reclamadas para que vuelva a brotar el piélago recóndito, haciendo temblar los cimientos de códigos malgastados en el tiempo por inconscientes sin remordimientos. La banda es insanidad musical con un destino letal, liberando la mente de la maldita humanidad, corroyendo dogmas de cuadrados seres, erigiendo ese propio camino que han pavimentado desde un juicio de muerte.


