Rugido Austral
Dark Funeral en Chile: Las llamas del averno inundaron de blasfemias y fuego la maldita noche Santiaguina.
Reseña por: MARIO GONZALEZ Fotografías por: MAURICIO
Los minutos se detienen y el aire denso reina en el ambiente, la oscuridad no da tregua a la vista que encandilada necesita ver más allá de aquella neblina que levanta vuelo desde el maldito subsuelo. El Teatro Cariola se colma de entes venidos desde otros tiempos, el fuego sofoca la vista de los cientos de malditos que ruegan por el perdón eterno, la risa en los labios del innombrable se refleja serena y tranquila, somos aquellos que hoy venimos a socavar el reinado de pacotilla que tienen los cobardes que erigen su fe a consta de mentiras insalvables.
NECRODEMON
Acto impío, muerte, sangre y tormentos, ataques cada vez más directos a la curia, a esa bastarda secta que fue creada solo para usurpar débiles mentes. Esta vez la proclamación fue fuerte, clara, mandando a la mierda a todo cristiano que se flagela con el éxtasis que le producen sus pensamientos insanos.
La declaración de herejía da inicio con los primeros acordes con que Necrodemon despacha apenas sube al escenario, vuela la cabeza de los presentes que nos volvemos insanos, demostrando que Necrodemon se erige más fuerte y agresivo que nunca, con el estandarte del clásico sonido que los caracteriza desde los lejanos noventa, pero no por ello con nuevos aires de devastación absoluta.
Necrodemon no defrauda en ningún momento, recorriendo su discografía pasada y su futuro trabajo que pronto verá la luz, para quemar los oídos de los miopes de siempre. Necrodemon es despiadado, desgarrador y sanguinario de principio a fin, la bestialidad está presente en cada momento en dónde la intensidad llega a cada maldito presente provocando headbanging inclementes. ¡Que Muera el Perro Jesús! Y la carnicería cierra con una intensidad oscura, llena de devastación en donde las guitarras hacen de comparsa con la muerte misma que va pudriendo el alma de todos los que fuimos testigos de tremenda presentación.


A CANOROUS QUINTET
Desde 1993 que A Canorous Quintet nos viene asestando muestras de su tremenda calidad, si nos remontamos al pasado, la banda oriunda de Suecia se forjó en esa hermosa corriente que le introdujo al Death Metal ese sello tan característico y que lo vuelve un manjar para los oídos. Ese primigenio pasado se hace presente en el nombre de A Canorous Quintet que forjó cimientos inagotables, aportando un sonido soberbio y nada de envidiable a bandas que mundialmente son conocidas desde la misma escena.
Es que por estas tierras muy pocos conocían a la banda, pero fueron aquellos mismos que quedaron embelesados por tan auténtico arrojo de energía, bestialidad y simpatía, es que A Canorous Quintet tanto arriba del escenario como compartiendo con los malditos sedientos de destrucción masiva, fueron un auténtico quinteto explotando cada segundo a su favor, llevándonos a todos por los laberintos nauseabundos de una monstruosidad sonora digna de admiración.
A Canorous Quintet combina melodía y brutalidad en igual medida con un efecto devastador, la clave radica que para cualquier presentación en vivo de una banda que lleva años en el ruedo es la conexión que logra con el público y lo efectivo de mezclar el presente con el pasado y anoche la banda logró lo que no muchos logran, llevarse la admiración de toda una nación, escenario que pisaron lograron una devastación absoluta y la conexión con el público fue única.
Los oriundos de Suecia también nos entregan hermosos momentos llenos de soberbia melódica en donde Mårten Hansen irrumpe agregando mucho más énfasis a su desgarradora voz, logrando un resultado que es realmente digno de admiración. Nada suena forzado o impuesto, simplemente suena como una banda que entrega todo su corazón y alma al respetable que los corea a cada instante, ellos de auténtico sentir, sen entregan a lo que realmente creen, a esa devastación absoluta que llena de energía a cada uno de los presentes.
Qué más podríamos pedir, cuándo arriba del escenario que vuelve a resplandecer, la entrega es a todo pulmón. A Canorous Quintet es verdaderamente un tremendo hallazgo para quien les escribe, cada segundo se disfruta a concho por lo mismo la presentación pasa rauda y los canticos golpean en el corazón de cientos, volviéndose todo el ambiente en una caldera mal oliente, que impulsada por lo laborioso de las melodías envuelve al Cariola en una devastación absoluta.


DARK FUNERAL
Comienza la intro con los sones proveniente del mismo infierno, ahogando nuestros sentidos, la vista se nubla y solo sentimos la llama de Lucifer que arde más fuerte que nunca en nuestro pecho. Como desgarrando nuestras costillas el palpitar es inclemente, acelera cada molécula, entregándonos los bríos necesarios para aguantar el último acto que eleva hasta el Olimpo a Satán.
Dark Funeral es inclemente arriba del escenario, entregándonos toda su virulencia sin clemencia, para aquellos durmientes el dolor que les infringe es una tortura que los seguirá siempre. O para aquellos falsos, esos que no pueden ver más allá de su miopía bastarda y piensan que esto es solo una puesta en escena, es una bofetada a su indulgencia.
Dark Funeral es destrucción masiva, riéndose en sus caras por la indolente postura llena de vergüenza que evoca, esa plaga minúscula que teme mirar a los ojos al verdadero creador, ese que del caos se nutre para crear actos que limitan en la locura para aquellos poco acostumbrados a la masiva destrucción. Lord Ahriman y compañía se entregan sin artimañas a una devastación sin miramientos, transformando cada rincón en una zona que solo se respira putrefacción.
Con veneno en la sangre y la muerte en los ojos, la oscuridad nos invoca a una solemnidad llena de ínfulas llamaradas, nos transformamos por el llamado en seres sedientos de sangre, para sofocar y profanar los restos del cobarde Jehová, para con ello asegurar el regreso de Satanás. Dark Funeral nos inculca en cada riff la belleza de la destrucción y la pasión por la muerte que esta noche está cada vez más presente, se huele en el ambiente, como el hedor nos llena los pulmones y en cada asonada la bandera negra va augurando ese camino que hemos comenzado.
Por la bendición de los dioses rechazados la cuerda de la vida se deformó en una noche donde el éxtasis por la destrucción nos inundó con la oscuridad más profunda, cada maldito rincón del Cariola se llenó de lobreguez absoluta y siniestra. Fuimos llevados a un lugar más allá de las barreras de la luz, rechazado por los vivos, maldecidos por los muertos, allí la sangre impregnó nuestros rostros que impávidos recibieron el llamado de los otros.

