Casi 20 años han pasado desde aquel ansiado debut en tierras nacionales de Suffocation y pareciera que fue ayer cuando La Cúpula se llenaba de poleras negras y chascones de pelo largo. La convocatoria era para un imperdible show de los ya conocidos por casa Morbid Angel, mientras que los estadounidenses solo eran presentados como una banda soporte cualquiera. 

Y así, con media vida menos me emocioné con la noticia de ver a Morbid, mientras que no tenía idea quienes eran los teloneros. Recuerdo haber escuchado los discos que pude encontrar en el Portal Lyon y me conseguí los otros a través de Soulseek (en ese tiempo con suerte existía Napster y la página del pajarito azul servía para compartir archivos de mp3 a través de carpetas compartidas desde los ordenadores) cruzando siempre los dedos que no sonara el teléfono hasta lograr descargar lo que quería. 

No fue mi primer recital, a mis pocos 20 años ya había disfrutados de algunos, en general muy ligados al metal sinfónico o heavy metal (sin contar el icónico concierto de Sepultura en el Instituto Nacional el año 2003), pero este era mi primer concierto con los “truli” como solía decirles mi madre. Estaba nerviosa, éramos mi metro sesenta y yo contra un Santiago al que no conocía bien, pero mis amigos de aquellos tiempos me cuidaron como si fuera hija única. ¡Es que con suerte éramos 5 mujeres en todo el teatro!. ¡Que buenos tiempos aquellos!.