Embadurnados por corrientes que nos llevan a dar un paso al abismo, somos empujados a una vorágine llena de melodías que nos llevan por un trance en donde todo parece irreal, el cuerpo pierde forma, siendo llevados a un viaje hipnótico fuera del Ser Y Tiempo, en donde el Ser se pierde en el Tiempo siendo el cielo la tierra y la tierra el cielo, todo se vuelve tántrico al vernos perdidos en corrientes de sideral energías que van y vuelven como el viento puelche que golpea el rostro para llevarnos nuevamente a tocar fondo. 

La muerte con sus coros infernales nos llama a sus brazos que sanguinolentos nos esperan para hacernos sentir ínfimos al lado de la devastación venidera, destruyendo cada cromosoma, la vida se extingue rápida o lentamente, como una ceremonia que no tiene fin, los lazos con el mundo terrenal se disipan en un aire espectral, sintiendo el mundo arder en visiones qué juegan con nuestra piel.

Somos despojados de la llamarada latiente para transitar al mundo que por momentos se vuelve silencioso, más los sones que desde el vacío llegan a nuestra mente nos abre el sendero de la muerte, que vemos venidera en la catarsis qué Diploide nos macera.